Ir a Juan Solito y disfrutar del Hato La Aurora, es una visita al hogar de Nelson Barragán y su familia, no es un hotel campestre, ni una finca turística, es la oportunidad de hacerse parte de esta familia y de este entorno natural. Te sentirás como en casa, o mejor atendido, disfrutando de una comida deliciosa, interminables jardines, naturaleza por montones, fauna en cada vista, cuartos cómodos pero sin lujos, agua fría para despertar y una atención de un equipo que te acompañará y te guiará en la aventura de cada día.
Visitar este lugar es permitirse un encuentro con la cultura ganadera del llano, con los anfitriones de esta tierra agreste e indomable, con unas tradiciones que te compartirán y te harán sentir como propias. Aquí se respira disciplina y amor frente a una actividad milenaria que todavía, y por fortuna, se conserva y se comparte con todo el respecto y la solemnidad que se merece. Si te lo permites podrás ver y aprender de los mejores vaqueros, oirás a través de las canciones (ojalá en la voz de Don Nelson) las historias que tiene para contar esta tierra, descubrirás cómo lograron conciliar las tradiciones con la conservación de la fauna y entenderás el verdadero propósito de este proyecto.
Es importante que tengas en cuenta que en Juan Solito cada día viene con su aventura, aquí no hay itinerarios fijos, las actividades surgen del interés de los visitantes, las condiciones del clima del día y, sobre todo, lo que la naturaleza quiera mostrarnos. Lo mejor de Juan Solito es no saber lo que viene mañana, es saber como empieza el día pero no saber cómo termina, es dejarse llevar por los consejos de nuestros anfitriones y por lo que la naturaleza quiera entregarnos. ¡Esta es la mejor forma de vivir esta tierra!
Aquí se pone la naturaleza a la mano de los visitantes y ella misma condiciona la aventura de cada día, no queremos nada planeado y esto hace que descubrir este destino sea espontáneo y perfecto para un viajero apasionado por la naturaleza o la cultura. Es un templo de la conservación de la biodiversidad de esta región y de Colombia, por eso todo es nuevo y siempre hay algo nuevo para hacer, desde descansar hasta probar todas las actividades posibles (un paseo en lancha a través del río Ariari, montar a caballo a través de la reserva, visitar la casa principal del Hato La Autora, hacer una caminata mientras se bordea el río, ir en busca de la anaconda, salidas a hacer avistamiento de aves, entre muchas otras más).
En este oasis en medio del llano se vive una aventura completamente diferente en la temporada de invierno y de verano. Cada temporada tiene sus pros y sus contras, pero en cualquiera es igual de fascinante y desbordante lo que Juan Solito y el Hato tienen parar ofrecerte (yo fui en invierno y me fascinó).
- Verano:
- La fauna se agrupa y es más fácil verla.
- El trayecto Yopal – Juan Solito tiene una duración más corta: entre 3 y 4 horas.
- Hace mucho más calor.
- Hay más garrapatas.
- Es la temporada más alta en esta región.
- Es la mejor temporada para ver las anacondas.
- Invierno:
- La fauna no está tan agrupada como en invierno, pero en Juan Solito y el Hato siempre la fauna es el principal atractivo.
- El trayecto Yopal – Juan Solito tiene una duración más larga: entre 6 y 8 horas.
- El clima no es tan caliente, puede haber mucha lluvia.
- No hay garrapatas.
- Es una temporada no muy alta en la región.
- Aunque es posible verlas, no es tan fácil encontrar las anacondas.